lunes, 28 de septiembre de 2015




SHOPULTEPEC SIN PAISAJE

-Marcos Betanzos @MBetanzos
Imagenes: Cortesía @otrochapultepecposible 

La Visual de... Shopultepec sin paisaje

La noche del 25 de agosto la Academia de Artes de México, la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México, y el CAM-SAM celebraron al arquitecto Mario Schjetnan en el Museo Nacional de San Carlos con motivo del reconocimiento obtenido este año en Rusia, el Sir Geoffrey Jellicoe 2015 que otorga la International Federation of Landscape Architects (IFLA). En esa ocasión tuve la oportunidad de comentar brevemente con él, también con Mauricio Rocha y José Luis Cortés los alcances y las implicaciones de su participación como arquitecto paisajista en el proyecto presentado por PROCDMX para el Corredor Cultural Chapultepec. 



Mario, me dijo con claridad desde ese momento que su participación nunca implicó la realización de un proyecto para esa iniciativa y también dejó claro que su aparición obedecía a la asesoría solicitada por Fernando Romero para una idea conceptual que se resolvía a nivel de piso mayormente. Ante ello le cuestioné si estaba de acuerdo con el cambio de rumbo que se había ejercido al determinar que el proyecto se realizaría con una gran parte elevada y una inminente actividad comercial, él fue sensato pero no radical: me explicó detalladamente por qué un elemento elevado no era lo correcto desde la perspectiva urbana, de inclusión social y del espacio público y aceptó que la parte comercial no era tan descabellada si se mantenía la idea de potenciar el predio que hoy ocupan instalaciones de la Secretaria de Seguridad Pública.

 

Me dijo relajado aunque contundente: “Yo como Le Corbusier, tengo mis cinco puntos para decir si a ese proyecto le entro o no. El primero de ellos es que todo se resuelva a nivel, si eso no es así, yo estoy fuera de eso”. Ignacio Méndez, arquitecto que representa la oficina de Fernando Romero y quien ha presentado en diversos foros el proyecto, esa noche estaba en la celebración y Mario le reiteró frente a nosotros que sus observaciones debían de ser tomadas en cuenta para que su participación fuera tan real como se había afirmado.

 

Hace apenas dos días se hizo pública la carta que Mario Schjetnan dirigió a José Luis Cortés en su calidad de presidente del Colegio de Arquitectos de México, la misiva deja clara la postura de la oficina que encabeza Schjetnan y  hace evidente la debilidad del proyecto que promueve PROCDMX y su titular Simón Levy por su falta de transparencia y sobrada discrecionalidad consumada desde la cúpula del Gobierno del Distrito Federal.

 

A ello se le suma lo absurdo de una propuesta elevada que ha logrado, por su ambición económica ningunear el valor original del planteamiento de Juan Pablo Maza por revitalizar dicha avenida. Todo ello, bajo la actitud siempre temerosa y manipuladora de Fernando Romero quien parece imposibilitado a dar la cara frente a una iniciativa que tiene implicaciones en la vida pública de la ciudad.

 

Pero las inconsistencias no terminan ahí, a Mauricio Rocha también le pregunté sobre su participación en el consejo, me lo aclaró así: “Aceptamos en un principio el acercamiento de PROCDMX, sin embargo al ver la realidad y que ya todo estaba decidido, no era entendible la razón de buscarnos para formar parte del consejo por lo cual no aceptamos formar parte de él. No estoy dispuesto a que mi nombre legitime un proyecto en el que definitivamente no estoy de acuerdo”. Enfatizó.


Por la pertinencia del comunicado de GDU y por las implicaciones que tiene este proyecto -el cual cada vez esclarece más su carácter voluntarioso y se descubre como un mero pretexto para un gran negocio de unos cuantos-, creo pertinente incluirlo en su totalidad. La postura pública de estas ideas impone un precedente legítimo sobre nuestra profesión y la preocupación de los colegas por el futuro de la ciudad. Estoy convencido que el debate en este caso marcará un antes y un después para la toma de decisiones públicas y la reducción de pretextos faraónicos que disfrazan deudas políticas y negocios inmobiliarios como recuperación del espacio público.


Aquí las palabras de Mario Schjetnan y con ellas mi más sincero reconocimiento a su congruencia y profesionalismo.
 


 
Muy estimado José Luis,

La presente tiene por objeto informarte y aclarar mi participación en el Proyecto del Corredor Chapultepec.
1. Mi participación (a invitación del Arq. Fernando Romero) ha sido de asesor en cuestiones de vegetación y paisaje a un proyecto conceptual elaborado por su despacho. Mi participación a la fecha ha sido de asesor en general. No se me ha pagado ni he propuesto un alcance de trabajo ni honorarios.

2. Después de varias semanas (3) de analizar en todas sus dimensiones y dar mis opiniones al proyecto en términos no únicamente de vegetación, he comunicado mi punto de vista final sobre este proyecto:

A. Es necesario intervenir la Ave. Chapultepec en sus aspectos urbanos y de paisaje, por su deterioro y obsolescencia.

B. Que el proyecto que se presenta es bueno en cuanto a ganar un espacio de 20.00 m. desde la Zona Rosa, asi como en ganar las cuchillas o triángulos tales como Liverpool y Chapultepec donde se gana aún más. Y que la ampliación de la banqueta hacia la Colonia Roma se amplía de 3.00 a 6.00 m., es correcta.

C. Inclusive que la intervención de un edificio comercial en el espacio adjunto a la Glorieta de Insurgentes es positiva. (Entre la Glorieta y Versalles).Ya que es la zona más deteriorada y actualmente inaccesible. Que dicho edificio tuviera acceso directo al Metro Insurgentes. Que se recuperaran los Locales de la Glorieta Insurgentes tal como se tuvieron en su inicio, según proyecto de Salvador Ortega. Que desde dicho edificio se puede plantear un paso elevado sobre el cruce de Versalles y Chapultepec hasta conectarte a la cuchilla de Liverpool y Chapultepec, desde donde se descendería a la plaza. Justo en donde inicia el resto histórico del Acueducto, creando una gran plaza.

D. Que a partir de este punto todo el desarrollo sea a nivel de p.b. Mediante una gran rambla, arbolada, con comercios, quioscos y restaurantes, con ciclopista, bancas, esculturas y detalles alusivos al agua. Que en dicha zona de 20.00 m se puede incluir en subterráneo cisternas captadoras de agua para reciclar o inyectar en el subsuelo.
F. Que el elemento elevado es redundante, intrusivo, costoso y de alto mantenimiento.
Que a nivel urbano no es solución.

G. Que si están de acuerdo con mis recomendaciones, podemos replantear el proyecto. Que si se van por el camino adoptado me consideren fuera como asesor o consultor.
Esta comunicación final (ya que ha habido otras en cuanto a recomendaciones) la envié hoy temprano. Deseo informarte esto por dos razones; en tu calidad de Presidente del Colegio y segundo y más importante aún en tu calidad de amigo.

Recibe un saludo muy afectuoso como siempre,
Mario.
 
 
 
 

   






 
¡Estamos en Medellín! 




lunes, 3 de agosto de 2015

La Visual de... El desinterés social: una bienal de arquitectura

OXFAM México reveló en el 2014 que 85 personas alrededor del mundo poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Para enero del 2015, el número se había reducido a 80. 

Por Marcos Betanzos*  @MBetanzos
 
Así inicia, con esas cifras nada alentadoras, la investigación de Gerardo Esquivel, “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político”. El documento auspiciado por OXFAM México, causó revuelo en las últimas semanas al detallar la situación del país desde la perspectiva de la desigualdad, distribución de la riqueza y las condiciones reales de la estructura económica: los privilegios y los estancamientos sociales, éstos últimos contrastados con la máquina incesante del discurso político, desde el cual todo marcha en el país a paso firme para alcanzar un futuro venturoso (al que no se sabe cómo llegar).

Los datos que vienen a caudales, no sorprenden, dan claridad: En México hay más de veintitrés millones de personas que no pueden adquirir una canasta básica, sin embargo, tenemos la vergonzosa cualidad de contar con el hombre más rico del mundo y de acuerdo a la Standardized World Income Inequality Database nos encontramos dentro del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo. Datos de la Secretaría de Desarrollo Económico indican que ningún país del subcontinente se ha mantenido tan rezagado el poder de compra del salario mínimo como en México. Así: “En palabras reales, un mexicano que trabaja una jornada de forma completa y que percibe el salario mínimo sigue siendo pobre. Si con ese ingreso ha de mantener a un miembro más de su familia, a ambos se les considera pobres extremos. El salario no está ni cerca de ser suficiente para adquirir la canasta básica que les provea de los nutrientes mínimos indispensables para llevar una vida saludable”. Enfatiza Esquivel. 


Algo similar apunta el autor del Libro “El Mirreynato: la otra desigualdad”, Ricardo Raphael, quien en su columna titulada “Morelos nos abandonó” hace referencia a los 12 millones de mexicanos que deben sobrevivir con 15.2 pesos diarios. Él es categórico al señalar que “así es imposible alimentarse, vestirse, contar con un techo, curarse, educarse”. Lo evidente no deja lugar a dudas.   
Del señalamiento realizado sobre “contar con un techo” y a propósito de este golpe de realidad, vale la pena revisar los resultados de la Segunda Bienal de Arquitectura de la Ciudad de México que se acaban de dar a conocer. Con el aplauso a los ganadores y tratando de darle un sentido disciplinar a este texto, vale la pena reflexionar en torno a las razones por las cuales ningún proyecto fue presentado en la categoría Vivienda de interés social.

La ausencia de proyectos en esta tipología acusa los territorios donde los arquitectos parecen encontrar una franca barrera para establecerse o simplemente son nulificados en ese rubro de participación laboral. Que no se haya presentado ningún proyecto en la categoría, eleva, da certeza y vuelve oportuno lo dicho por Alejandro Aravena: “Trabajar con este tipo de proyectos es un gran ejercicio para el arquitecto, ya que lo obliga a trabajar con lo estrictamente necesario y a desechar lo superfluo. La vivienda de interés social no pasa solamente por proveer metros cuadrados para que la gente pueda usarlos, sino también de aspectos más cualitativos”.


Puesto así la vergüenza es mayor para esta ausencia en la Bienal que, aunque no sea un escenario perfecto constituye una muestra específica de nuestra realidad profesional. ¿Qué realidad viven y observan los arquitectos? ¿Será esta ausencia la ilustración de un complejo máximo que no permite presumir al que trabaja en estos escenarios? ¿O no existe quien cumpla con los parámetros cualitativos que menciona Aravena cuando indica que  la vivienda social requiere calidad, no caridad profesional".
 
Al gremio habrá que recordarle los datos que proporciona Ricardo Raphael: “Uno de cada cinco mexicanos padece hambre, uno de cada dos vive en condiciones de pobreza, la clase media desaparece en México y los que viven en la cúspide del Mirreynato no se dan cuenta de la violenta tragedia que significa la fractura de nuestra sociedad”. ¿Mirreyes Arquitectos? 

En dos años veremos si el panorama se ha sensibilizado, no apelemos al cambio, quizá sería mucho pedir.


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Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto por la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (2008), articulista y fotógrafo independiente desde 2003. Profesor del Taller Max Cetto y Jorge González Reyna de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.

En 2013 obtuvo la Beca Jóvenes Creadores FONCA-CONACULTA por su proyecto #BORDOS100. Es fundador del taller de arquitectura y urbanismo FUNDAMENTAL, el cual ha recibido los siguientes premios en conjunto con Victor Hugo Betanzos, Cinthia Xochicale y Guillermo González: Mención de Honor con el proyecto Intervención Urbana Casa Barragán (2012), 2do. Lugar Concurso Intervención Urbana Barrio Chino – Plaza del Buen Tono (2014), Medalla de Plata Concurso Intervención Urbana DISTRITO ARGENTINA (2015), entre otros.



 



sábado, 25 de julio de 2015



The AA Mexico City Visiting School. Lecture by Marcos Betanzos. 
Centro Cultural de España en México, 2015.
 

 








lunes, 29 de junio de 2015


Compartimos este logro.

CONCURSO INTERVENCIÓN URBANA: DISTRITO ARGENTINA

2do. Lugar 

FUNDAMENTAL


Equipo de Proyecto:

Victor Hugo Betanzos

Cinthia Xochicale

Marcos Betanzos

Guillermo González

Carlos Verón 

sábado, 21 de marzo de 2015

La Visual de...  Aprender de todo lo malo

“Sí, soy un monstruo, un peligro para la sociedad. Pero quienes me señalan con sus índices flamígeros mientras contemplan el Skyline de Manhattan no son mucho mejores”.

J. Volpi
Memorial del engaño
 

Marcos Betanzos* @MBetanzos

 
 
Dentro de las actividades más comunes y socorridas en el proceso de aprendizaje de la arquitectura se encuentran las obligadas visitas a obras  en proceso de construcción,  el participar como oyente a las conferencias magistrales de los Maestros del oficio —arquitectos ampliamente reconocidos por su legado— o hacer la revisión espacial de aquellas obras emblemáticas que por sus aportaciones  —siempre catalogadas en el ámbito positivo— se han convertido con el paso de los años en piezas didácticas desde las cuales es posible descubrir soluciones técnico-constructivas y hasta revelar parte esencial del autor detrás en su propia obra. 

Mientras uno se prepara académicamente, la mente está puesta en visitar las obras fundamentales a las que uno se aproxima en libros; uno asiste a conferencias y congresos esperando oír la revelación más reciente de los grandes gurús, esas vacas sagradas que a la menor provocación nos confrontan y nos dejan sin argumentos por la comprobación y destreza que han logrado en su práctica profesional; uno aspira a ser como ellos, como estudiantes queremos recibir la mayor información y aceptamos sin reproche cualquier idea como verdad absoluta, hay demasiado respeto para pensar que uno puede contradecir esas verdades que nos parecen irrefutables. La fantasía se nos desborda.  Somos ilusos.

¿Pero qué sucede cuando las vacas sagradas ya no son la mitad de lo que fueron? ¿Qué sucede cuando esos personajes inalcanzables se convierten en ídolos de barro que demuestran su debilidad al revelarse como simples humanos, algunos corruptos, otros misóginos, los que tienen ínfulas de diva o los que sencillamente están instalados fuera de la realidad y un gran etcétera? ¿Qué sucede cuando la obra icónica, perfecta y fulgurante es descubierta por nuestra mirada como un edificio mal logrado, abandonado, hecho pedazos por el tiempo? ¿Qué sucede cuando los discursos que otrora fueron pura lucidez, hoy son un catálogo de banalidades y prejuicios? ¿Cómo evitar que la desilusión nos alcance? ¿Por qué no aprendemos de lo malo desde un inicio? Sí, de lo malo, de lo que jodidamente ya sabemos que está mal desde su origen.
Todo eso y otras cosas más pensé en días recientes cuando en compañía de Martha Latapí, Gerardo Pérez y Axel Arañó, visité la obra más reciente de Sebastián en Chimalhuacán. Una obra que como bien dijo Axel es el puro despropósito por donde se le vea: mal construida, mal emplazada, mal gestionada, mal proyectada, mal, mal, mal... Una obra que a pesar de todo su artificio, su pretensión, su megalomanía, la de su autor, su opacidad, su poder político o simbólico no impresiona —Alejandro Hernández me preguntó si impresionaba—, aterra. 

Aterra tanto como escuchar a los grandes arquitectos decir barbaridades en un congreso de arquitectura donde estudiantes imaginan que tienen algo que aprender; aterra tanto como saber que todas las obras son fácilmente construibles si se sabe cómo recorrer el camino de opacidad y hacer la antesala en las atmósferas de poder; aterra tanto como pensar que no hay punto de comparación entre lo que hace un escultor y un arquitecto; aterra tanto como desviar la mirada de estos lugares que siguen albergando estas obras que por ser tan malas valdría la pena considerarlas instrumentos didácticos de lo que nunca debe hacerse.
  

Sebastián con esta obra ha sido infinitamente más criticado, más visible, más repudiado y más exhibido que cualquier arquitecto. ¿No valdría la pena aprender de todo lo malo? En este país –o al menos digamos, en esta ciudad- hay muchísimo que aprender. Seamos honestos, quizá debemos irnos a la segura: aprender de todo lo malo y dejar de confiar ciegamente en lo que nos dicen que es bueno, porque eso que dicen que sigue siendo bueno tal vez ya no tiene nada más que enseñar.


* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.